10 de Agosto 2004

The Club VII: Flames

Pocos minutos habían pasado de las 20:00 cuando interrumpieron la programación de la televisión para conectar con los servicios de noticias. Todos permanecíamos atentos sentados en el local, mirando la pantalla. Como ya esperábamos, tres centros comerciales habían sido atacados mediante explosivos. Nuevamente en la noticia aparecían las palabras ‘extremismo islámico’, ‘Al-Qaeda’ y ‘Bin Laden’. Manipulación informativa. El magnate saudí y líder del grupo terrorista lleva años muerto. Sin embargo nuestros gobiernos prefieren declararlo vivo y desaparecido (o como ellos dicen: oculto o escondido) para poder justificar sus ataques injustificables. Así pueden desencadenar guerras, asaltos y ocupaciones a voluntad con la nimia excusa de la prevención de ataques. Además, de este modo pueden explicar cualquier ataque que se realice en suelo americano. Solo dicen lo que el pueblo quiere oír. Es mucho mejor pensar que tienes un único enemigo (Al-Qaeda) que afrontar los numerosos frentes que atacan al país. La presentadora del boletín comenta nerviosa las terribles consecuencias que habrían podido tener estos ataques si se hubiesen realizado mientras el centro comercial estaba abierto y da gracias a Dios por la suerte que han tenido. Es la reaccion mas típica, se niega a ver la verdad: su Dios la abandonó hace mucho y ahora somos nosotros los que decidimos cual es el número de victimas que deben ser sacrificadas para conseguir nuestro objetivo.

Pronto aparecieron las primeras imágenes. Los edificios parecían destinados a sumirse en un montón de cenizas. Una combinación de bombas incendiarias con los correspondientes sabotajes a los sistemas antiincendios fue fatal. Todos los bomberos de la ciudad estaban en la zona o bien de camino. Aun así su trabajo parecía inútil. Dando los comercios por perdidos se centraron en contener las llamas para evitar que el fuego se propagase a los edificios próximos. Algunos minutos después la presentadora volvió a comentar aterrada que este se trataba del mayor ataque que había recibido la ciudad. El estado era de alerta máxima. Las calles estaban tomadas por la policía estatal y local. Y ante las nuevas explosiones se acababa de conformar un gabinete de crisis. ¿Nuevas explosiones? La mayoría de nosotros desconocíamos este segundo ataque, sin embargo algunos sí que estaban informados. Kusack siempre decía que cada miembro tenía su tarea y no debía de conocer más de lo necesario. La segunda ronda de explosiones tuvo lugar en la otra punta de la ciudad. En una zona residencial. Una lujosa urbanización donde vivían las personas más influyentes de la ciudad. Las mansiones de banqueros, empresarios y diversos magnates se rendían al fuego y algo me decía que los propietarios de las casa no se iban a salvar de esta pira. Para que quemar la casa a un millonario si se puede hacer otra mayor. El objetivo en este caso no era material evidentemente sino personal. ¿Y Kusack? ¿Dónde estaba Kusack? Recorrí el local tan rápido como pude y le pregunté a todos, pero nadie lo sabía. Esta vez se le había ido de las manos. Estaba loco. No veía nada malo en atacar a una multinacional para tratar de arruinarla, pero matar a una familia entera era algo mucho más grave.


Escrito por MäK a las 10 de Agosto 2004 a las 03:38 PM
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