26 de Junio 2004

La Ultima Pregunta, Isaac Asimov

Un pequeña historia de este genio de la ciencia ficcion. A ver que os parece porque a mi me encanta. Al principio puede hacerse un poco pesado, pero leedlo hasta el final, que os llevareis una sorpresa. Merece la pena (especialmente para todo aquel al que le guste este genero).


LA ÚLTIMA PREGUNTA

La última pregunta se formuló exactamente, medio en broma medio en serio, el 21 de mayo de 2061. Fue en el momento en que salió a relucir la humanidad. La pregunta se planteó como resultado de una apuesta de cinco dólares tomándose unas copas. Ocurrió así:

Alexander Adell y Bertram Lupov eran dos fieles servidores de «Multivac». Conocían muy bien, tan bien como podía conocerlo un ser humano, lo que había tras la cara fría, resplandeciente, de kilómetros y kilómetros de la gigantesca computadora. Tenían una vaga noción del plano general de relés y circuitos que desde hacía tiempo habían traspasado el punto en que un sólo ser humano podía hacerse cargo del conjunto.

«Multivac» se autoajustaba y autocorregía. Tenía que ser así porque ningún ser humano podía ajustaría y corregirla ni con suficiente rapidez, ni con suficiente adecuación.

Así que Adell y Lupov servían al monstruo gigante, ligera y superficialmente, pero tan bien como podía hacerlo un hombre. Le suministraban datos, ajustaban preguntas a sus necesidades y traducían las respuestas que se iban recibiendo. Ellos, y todos los demás como ellos, estaban completamente autorizados a compartir la gloria de «Multivac».

En décadas sucesivas, «Multivac» había ayudado a diseñar naves y a trazar las trayectorias que permitieron al hombre llegar a la Luna, a Marte y a Venus, pero posteriormente por los escasos recursos de la Tierra no pudieron mantener las naves que precisaban demasiada energía para los trayectos largos. La Tierra explotaba su carbón y su uranio cada vez con mayor eficiencia, pero sus reservas eran limitadas.

Poco a poco «Multivac» aprendió a contestar más fundamentalmente a preguntas profundas, y el 14 de mayo de 2061, lo que había sido una teoría, se hizo realidad.

Se almacenó la energía del sol, transformada y utilizada directamente a escala planetaria. Toda la Tierra dejó de quemar carbón y de fisionar uranio, bastaba bajar la clavija que lo conectaba a una pequeña estación de kilómetro y medio de diámetro que giraba alrededor de la Tierra a media distancia de la Luna. Todo en la Tierra se hacía mediante rayos de energía solar.

Siete días no fueron bastantes para apagar la gloria de aquello y Adell y Lupov consiguieron escapar de la función pública y encontrarse tranquilamente donde a nadie se le ocurriría buscarles: en las desiertas cámaras subterráneas donde se veían partes del enorme cuerpo de «Multivac». Sola, sin prisas, seleccionando datos perezosamente, «Multivac» se había ganado también sus vacaciones. Los muchachos la apreciaban. En un principio, no tenían la intención de molestarla.

Se habían llevado una botella consigo y su único deseo en aquel momento era relajarse juntos en compañía de la botella.

-Es asombroso cuando uno lo piensa -comentó Adell. Su cara ancha acusaba cansancio; agitó despacio su bebida con una varita de cristal y contempló cómo los cubitos de hielo se movían en el líquido torpemente. Toda la energía que se puede usar, para siempre y gratis. Suficiente energía, si quisiéramos para fundir la Tierra entera en un goterón líquido de hierro impuro, sin echar en falta la energía empleada. Toda la energía que podamos utilizar por siempre jamás.

Lupov meneó la cabeza. Era un gesto que hacía cuando quería contradecir, y ahora quería hacerlo, en parte porque había tenido que traer el hielo y los vasos. -Para siempre, no -afirmó.

-Vaya, casi para siempre. Hasta que el sol se apague, Bert.

-Pero eso no es para siempre.

-Está bien, hombre. Miles de millones de años, veinte mil millones quizás. ¿Estás satisfecho?

Lupov se pasó los dedos por su escasa cabellera como para asegurarse de que aún le quedaba algo de pelo y sorbió lentamente su bebida: -Veinte mil millones no es para siempre.

-Bueno, pero durará mientras vivamos, ¿verdad?

-Lo mismo que el carbón y el uranio.

-Está bien, pero ahora podemos enchufar las naves espaciales individualmente a la Estación Solar. Se puede ir a Plutón y regresar un millón de veces sin tener que preocuparse del combustible. No se puede hacer eso con carbón y uranio. Si no me crees, pregunta a «Multivac».

-No es preciso que se lo pregunte a «Multivac». Lo sé.

-Entonces, deja de reventar lo que «Multivac» hizo por nosotros -exclamó Adell, indignado-. Ya lo creo que lo hizo.

-¿Quién dice que no lo hizo? Lo que digo es que un sol no durará siempre. Es lo único que digo. Puede que estemos a salvo por veinte mil millones de años, pero, y después, ¿qué? -Lupov señaló a Adell con un dedo tembloroso-. Y no me digas que enchufaremos a otro sol.

El silencio duró un instante. Adell llevaba el vaso a sus labios de vez en cuando y los ojos de Lupov se entornaron despacio. Descansaban.
Los ojos de Lupov se abrieron. -Estás pensando que nos pasaremos a otro sol tan pronto como el nuestro se acabe, ¿verdad?

-No estoy pensando en nada.

-Claro que sí. Lo que te pasa es que tu lógica es débil. Eres como el tío aquel de la historia que le caía un chaparrón y corrió hacia un bosquecillo, guareciéndose debajo de un árbol. No estaba preocupado, ¿comprendes?, porque se dijo que cuando su árbol quedara completamente empapado, pasaría a resguardarse debajo de otro.

-Lo entiendo -dijo Adell-, y no hace falta que grites. Cuando el sol se haya acabado, las otras estrellas también habrán terminado.

-Y ya puedes decirlo -masculló Lupov-. Todo empezó con la primera explosión cósmica, fuera lo que fuera, y todo tendrá un final cuando las estrellas se apaguen. Algunas van más de prisa que otras. Demonios, las gigantes no durarán cien millones de años. El sol durará veinte mil millones de años y quizá las enanas, para lo que sirven, durarán cien mil millones. Pero, bastarán mil billones de años y todo estará a oscuras. La entropía tiene que crecer al máximo, nadamás.

-Sé todo sobre la entropía -admitió Adell.

-¿Qué diablos sabes tú?

-Sé tanto como tú.

-Entonces, sabrás que todo tiene que terminar algún día.

-Está bien. ¿Quién dice que no?

-Lo dijiste tú, pobre idiota. Dijiste que teníamos para siempre toda la energía que necesitáramos. Dijiste «para siempre».

Le llegó el turno a Adell de llevarle la contraria. -Puede que algún día podamos volver a construir cosas.

-¡Nunca!

-¿Por qué no? Algún día.

-Pregunta a «Multivac».

-¡Jamás!

-Pregunta a «Multivac». Te desafío. Apuesto cinco dólares a que te dice que no puede hacerse.

Adell estaba lo suficientemente bebido como para intentarlo, y lo bastante sobrio como para marcar los símbolos y operaciones necesarias para formular una pregunta que, dicha en palabras, sería más o menos: ¿Será capaz la Humanidad, algún día, prescindiendo del gasto de energía, de devolver al Sol su vitalidad incluso después de haber muerto de vejez? Quizá podría plantearse más simplemente así: ¿Cómo puede la cantidad neta de entropía del universo ser masivamente disminuida?

«Multivac» siguió muerta y silenciosa. Cesó el lento parpadear de luces y cesaron los sonidos distantes del tableteo de los relés.
Precisamente cuando los aterrorizados técnicos sintieron que no podían contener el aliento, un súbito renacer del teletipo agregado a «Multivac» hizo aparecer cinco palabras:

DATOS INSUFICIENTES PARA RESPUESTA ESPECÍFICA.

-Todavía, no -murmuró Lupov. Y salieron precipitadamente.

A la mañana siguiente, con la cabeza espesa y la boca pastosa, los dos se habían olvidado del incidente.

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Jerrodd, Jerrodine y Jerrodette I y II contemplaban el panorama estrellado que iba caminando al terminar el paso por el hiperespacio en su lapso intemporal. El polvo de .estrellas cedió el paso a la preeminencia de un solo disco, centrado, brillante.

-Éste es X-23 -dijo Jerrodd con aplomo. Sus manos delgadas se juntaron detrás de la cabeza con los nudillos blancos.

Las dos niñas Jerrodette acababan de experimentar el paso por el hiperespacio por primera vez en sus vidas y eran conscientes de la momentánea sensación de dentro-fuera. Ahogaron sus risas y se persiguieron alocadas alrededor de su madre chillando: -Hemos llegado a X-23... Hemos llegado a X-23... Hemos...

-Basta, niñas -ordenó su madre-.¿Estás seguro, Jerrodd?

-¿Cómo no voy a estar seguro? preguntó Jerrodd mirando al saliente de metal que sobresalía debajo del techo. Corría a lo largo de la estancia y desaparecía por detrás de la pared, a ambos extremos. Era tan largo como la nave.

Jerrodd no sabía nada de la gruesa barra de metal sino que la llamaban «Microvac», a la que uno hacía preguntas si lo deseaba; que aunque se hicieran, seguía teniendo la misión de guiar la nave a un destino preestablecido; que se alimentaba de energía procedente de varias estaciones de energía subgalácticas; y que computaba la ecuación necesaria para los saltos hiperespaciales.
Jerrodd y su familia sólo tenían que esperar y vivir en el cómodo alojamiento de la nave. Alguien había dicho una vez a Jerrodd que el «ac» al final de «Microvac» significaba «computadora análoga» en lengua antigua, pero estaba a punto de olvidar incluso esto.

Los ojos de Jerrodine estaban húmedos al contemplar la visioplaca. -No puedo evitarlo -musitó-. Se me hace raro abandonar la Tierra.

-Pero, ¿por qué? -preguntó Jerrodd-. Allí no teníamos nada. En X-23 lo tendremos todo. No estarás sola. No serás una pionera. En el planeta hay ya más de un millón de personas. ¡Válgame Dios!, nuestros tataranietos saldrán en busca de nuevos mundos porque X-23 estará abarrotado. -Hizo una pausa-. Te aseguro que es una suerte que las computadoras estudien los viajes interestelares, dado como crece la raza.

-Lo sé, lo sé -asintió Jerrodine entristecida.

Jerrodette I interrumpió: -Nuestra «Microvac» es la mejor «Microvac» del mundo.

-Yo también lo creo así -dijo Jerrodd despeinándola. Era una sensación agradable tener una «Microvac» propia y Jerrodd estaba encantado de formar parte de su generación y no de otra. Cuando su padre era joven, las únicas computadoras eran tremendas máquinas que ocupaban cientos de kilómetros cuadrados de terreno. Sólo había una por planeta. «AC Planetaria» las llamaban. Crecieron de tamaño durante mil años y, de repente, llegó el refinamiento. En lugar de transistores, aparecieron las válvulas moleculares, así que incluso la mayor «AC Planetaria» podía instalarse en un espacio igual a la mitad del volumen de una nave espacial.
Jerrodd se sintió orgulloso, como siempre que pensaba que su «Microvac» personal era infinidad de veces más complicada que la antigua y primitiva «Multivac», que había domado al Sol por primera vez, y que era casi tan complicada como la «AC Planetaria» de la Tierra (que era la mayor) que había resuelto por primera vez el problema del viaje hiperespacial y había hecho posible las escapadas a las estrellas.

-Tantas estrellas, tantos planetas -suspiró Jerrodine sumida en sus propios pensamientos-, supongo que las familias marcharán siempre a nuevos planetas, como hacemos ahora.

-No siempre -objetó Jerrodd sonriendo-, algún día dejarán de hacerlo, pero no hasta que hayan pasado miles de millones de años. Muchos miles de millones. Incluso las estrellas se acaban, ¿sabes? La entropía debe aumentar.

-¿Qué es la entropía, papá? -preguntó Jerrodette II.

-La entropía, pequeña, es una palabra que significa la cantidad de desgaste del Universo. Todo se acaba, como tu pequeño robot walkietalkie, ¿te acuerdas?

-¿Y no se le puede poner una pila nueva, como a mi robot?

-Las estrellas son lo equivalente a la pila, cariño. Una vez se acaban, ya no habrá más unidades de energía.

Jerrodette I se puso a gritar: -No las dejes, papá. No dejes que se acaben las estrellas.

-¿Ves lo que has hecho? -murmuró Jerrodine, exasperada.

-¿Cómo iba a saber yo que se asustarían? –respondió Jerrodd.

-Pregunta a «Microvac» -lloriqueó Jerrodette I-. Pregúntale cómo volver a encender las estrellas.

-Adelante -sugirió Jerrodine-. Eso las calmará. (Jerrodette II también había empezado a lloriquear.)

Jerrodd se encogió de hombros. -Venga, venga, cariño. Preguntaré a «Microvac». No sufráis, nos lo dirá.
Preguntó a «Microvac» y añadió apresuradamente: -La respuesta por escrito.

Jerrodd recogió la fina tira de celofilme y dijo alegremente: -Veamos, dice «Microvac» que se ocupará de todo cuando llegue el momento, así que no os preocupéis.

-Ahora, niñas, a la cama -dijo Jerrodine-. Pronto estaremos en nuestra nueva casa.

Jerrodd leyó las palabras del celofilme antes de destruirlo:

DATOS INSUFICIENTES PARA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

Se encogió de hombros y miró por la visioplaca. X-23 estaba exactamente delante.


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VJ-23X de Lameth miró a la oscura profundidad del pequeño mapa tridimensional, a escala reducida, de la Galaxia. - Me pregunto si no somos ridiculos al preocupamos por el asunto.

MQ-17J de Nicron sacudió la cabeza: -Creo que no. Sabes que la Galaxia estará repleta dentro de cinco años al ritmo de expansión actual.

Ambos parecían tener veintitantos años, ambos eran altos y perfectamente formados. - Pero dudo - insistió VJ-23X- en presentar un informe pesimista al Consejo Galáctico.

-Yo no pensaría en ningún otro tipo de informe. Les sacudiría un poco. Hay que hacer que se muevan.

-El espacio es infinito - suspiró VJ-23X-. Hay cien mil millones de Galaxias disponibles. Más.

- Un centenar de mil millones no es infinito y cada vez se va haciendo menos infinito. Piensa. Veinte mil años atrás, la Humanidad resolvió por primera vez el problema de la utilización de la energía estelar y pocos siglos después se hizo posible el viaje interestelar. La Humanidad tardó un millón de años en llenar un pequeño mundo y sólo quince mil años para llenar el resto de la Galaxia. Ahora, la población se dobla cada diez años...

VJ-23X le interrumpió. - Debemos agradecérselo a la inmortalidad.

- Muy bien. La inmortalidad existe y debemos tenerla en cuenta. Admito que la inmortalidad tiene su lado malo. La «AC Galáctica» nos ha resuelto muchos problemas, pero al evitar el problema de la vejez y la muerte, nos ha desbaratado todas las otras soluciones.

- Pero me figuro que tú no querrás abandonar la vida.

- En absoluto - saltó MQ-17J, pero dulcificó el tono para añadir -, todavía no. Aún no soy lo bastante viejo. ¿Cuántos años tienes?

- Doscientos veintitrés. ¿Y tú?

- Aún no he llegado a doscientos. Pero volvamos a lo que decía. La población se duplica cada diez años. Una vez esta Galaxia esté llena, habremos llenado otra en diez años. Otros diez y habremos llenado dos más. Otra década, y cuatro más. En cien años habremos llenado mil Galaxias. En mil años, un millón de Galaxias. En diez mil años, todo el universo conocido. Y entonces, ¿qué?

- Además de todo - observó VJ-23X- hay un problema de transporte. Me pregunto cuántas unidades de energía solar serán precisas para trasladar galaxias de individuos, de una Galaxia a la siguiente.

- Buena observación. La humanidad consume ya dos unidades de energía solar al año.

- La mayor parte malgastada. Después de todo, solamente nuestra propia Galaxia produce mil unidades de energía solar y nosotros sólo utilizamos dos.

- De acuerdo, pero incluso con un cien por cien de eficiencia, solamente retrasaríamos el final. Nuestras exigencias energéticas crecen en progresión geométrica. Se nos acabará la energía antes, incluso, de que se nos terminen las Galaxias. Un punto a favor. Un buen punto.

- Tendremos que fabricar nuestras estrellas con gas interestelar.

- O con calor de desecho, ¿no? - preguntó irónicamente MQ-17J.

- Puede que haya algún medio de invertir la entropía. Deberíamos preguntárselo a la «AC Galáctica».

VJ-23X no hablaba realmente en serio, pero MQ-17J se sacó del bolsillo su «AC» de contacto y la puso en la mesa delante de él. - Tengo ganas de hacerlo -dijo-. Es algo con que la raza humana tendrá que enfrentarse algún día.
Contempló, sombrío, su pequeña «AC». Era solamente de treinta centímetros cúbicos y nada más, pero estaba conectada a través del hiperespacio con la gran «AC Galáctica» que servía a toda la humanidad. Teniendo en cuenta el hiperespacio, era parte integral de la «AC Galáctica».

MQ-17J se paró a preguntarse si algún día de su vida inmortal llegaría a ver la «AC Galáctica». Estaba en un pequeño mundo propio, una telaraña de rayos de energía que retenían la materia interna que surge de los Submesones ocupaba el lugar de las torpes válvulas moleculares. No obstante, pese a su subetérico funcionamiento, la «AC Galáctica» medía más de trescientos metros de anchura.

MQ-17J preguntó de pronto a su «AC» de contacto: -¿Podrá alguna vez invertirse la entropía?

VJ-23X pareció sobresaltado y se apresuró a protestar: - Oye, yo no pretendía realmente que le hicieras esta pregunta.

-¿Y por qué no?

- Los dos sabemos que la entropía no puede invertirse. No puedes volver el humo a cenizas primero y a árbol después.

- ¿Hay árboles en tu mundo? -preguntó MQ-17J.

El sonido de la «AC Galáctica» les hizo callar asustados. Su voz salía fina y bella de la pequeña «AC» de contacto sobre la mesa. Les dijo:

-NO HAY DATOS SUFICIENTES PARA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

-¡Ya lo ves! -exclamó VJ-23X.

Los dos hombres volvieron a preguntarse sobre el informe que debían presentar al Consejo Galáctico.


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La mente de Zee Prime abarcó la nueva Galaxia con interés por los incontables racimos de estrellas que la envolvían. Nunca hasta entonces la había visto. ¿Las llegaría a ver todas? ¡Había tantas!, ¡y cada una con su carga de humanidad! Pero una carga era casi un peso muerto. La esencia real de dos hombres se encontraba aquí en el espacio. ¡Mentes, no cuerpos! Los cuerpos inmortales permanecían en los planetas, en suspensión sobre los peones. A veces despertaban para actividades materiales pero era cada vez más raro. Pocos individuos nuevos venían a existir para unirse a la increíble multitud, pero ¿qué importaba? En el universo quedaba poco sitio para nuevos individuos.

Zee Prime fue despertado de su sueño al encontrarse con los jirones tenues de otra mente.

-Soy Zee Prime -dijo-. ¿Y tú?

-Yo soy Dee Sub Wun. ¿Y tu Galaxia?

-La llamamos solamente la Galaxia. ¿Y tú?

-A la nuestra la llamamos igual. Todos los hombres llaman a su Galaxia, su Galaxia y nada más. ¿Por qué no?

-Claro, puesto que todas las Galaxias son iguales.

-Todas las Galaxias, no. La raza del hombre debió originarse en una Galaxia determinada. Eso la hace diferente.

-¿En cuál? -preguntó Zee Prime.

-No sabría decirlo. La «AC Universal» lo sabrá.

-¿Se lo preguntamos? De pronto siento curiosidad.

Las percepciones de Zee Prime se ampliaron hasta que las propias Galaxias se encogieron y se transformaron en un polvo nuevo y más difuso sobre un fondo mucho mayor. Tantos cientos de miles de millones de Galaxias con sus seres inmortales, llevando a cuestas su carga de inteligencia con mentes que vagaban libremente por el espacio. No obstante, una de ellas era única entre todas al ser la Galaxia original. Una de ellas tuvo, en su vago y lejano pasado, un período en el que fue la única Galaxia poblada por el hombre.

Zee Prime se consumía de curiosidad de ver esta Galaxia, y gritó: “AC Universal”, ¿en qué Galaxia se originó la humanidad?

La «AC Universal» les oyó, porque en cada mundo y en todo el espacio tenía sus receptores dispuestos, y cada receptor llevaba por el hiperespacio a algún punto desconocido donde «AC Universal» se mantenía aislada. Zee Prime sabía de un hombre cuyos pensamientos habían penetrado hasta distancia sensorial de la «AC Universal», y habló únicamente de una esfera brillante de medio metro de diámetro, difícil de ver.

-Pero, ¿cómo puede esto ser toda la «AC Universal»? le había preguntado Zee Prime.

-Su mayor parte se encuentra en el hiperespacio –fue la respuesta-. Pero no puedo imaginar en qué forma está. Ni podía imaginarlo nadie, porque había pasado ya el tiempo en que el hombre tenía que ver con el mantenimiento de «AC Universal». Cada «AC Universal» diseñaba y construía su sucesora. Cada una en un millón de años de existencia, acumulaba los datos necesarios para construir otra mejor y más compleja, una sucesora más capaz en la que se integraría su propio caudal de datos.

La «AC Universal» interrumpió las divagaciones de Zee Prime, no con palabras, sino guiándole. La mentalidad de Zee Prime fue guiada al oscuro mar de Galaxias y a una en particular ampliada en estrellas. Y llegó un pensamiento, infinitamente distante, pero infinitamente claro:

ÉSTA ES LA GALAXIA ORIGINAL DEL HOMBRE.

Pero era la misma, la misma que cualquier otra y Zee Prime contuvo su decepción.

Dee Sub Wun, cuya mente había acompañado a la otra, dijo de pronto:

-¿Y es una de esas estrellas, la estrella original del hombre?

«AC Universal» contestó:

LA ESTRELLA ORIGINAL DEL HOMBRE HA PASADO A SER NOVA, AHORA ES UNA ENANA BLANCA.

-¿Murieron los hombres que había en ella? –preguntó Zee Prime, sobresaltado, sin pensar.

Y «AC Universal» respondió:

-COMO OCURRE EN ESTOS CASOS, SE CONSTRUYÓ A TIEMPO UN NUEVO MUNDO PARA SUS CUERPOS FÍSICOS.

-Sí, claro -dijo Zee Prime, pero le abrumaba una gran sensación de pérdida. Su mente se desconectó de la idea de la Galaxia Original del hombre, la dejó volver atrás y perderse entre los puntos borrosos y brillantes. Jamás quiso volver a verlos.

Dee Sub Wun preguntó:-¿Ocurre algo malo?

-Las estrellas se están muriendo. La estrella original está muerta.

-Todas tienen que morir. ¿Por qué no?

-Pero cuando toda la energía haya desaparecido, nuestros cuerpos terminarán muriéndose, y tú y yo con ellos.

-Pero tardará mil millones de años.

-Yo no quiero que ocurra, ni dentro de mil millones de años. ¡«AC Universal»! ¿Cómo puede evitarse que mueran las estrellas?

Dee Sub Wu comentó divertido: -¿Estás preguntando cómo puede invertirse la dirección de la entropía?

Y «AC Universal» contestó:

-HAY AÚN POCOS DATOS PARA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

Los pensamientos de Zee Prime saltaron a su propia Galaxia. No volvió a pensar en Dee Sub Wun, cuyo cuerpo podía estar esperando en una Galaxia a mil billones de años luz de distancia, o en la estrella vecina de la de Zee Prime. Qué más daba. Zee Prime, entristecido, empezó a recoger hidrógeno interestelar con el que formar una pequeña estrella sólo para él. Si las estrellas tenían que morir algún día, por lo menos aún podía construir alguna.


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Consideraba al hombre como él porque, en cierto modo, el hombre era, mentalmente, uno, formado por un trillen de trillones de trillones de cuerpos sin edad, cada uno en su puesto, cada uno descansando inmóvil e incorrupto, cada uno cuidado por autómatas perfectos, igualmente incorruptibles, pero las mentes de todos los cuerpos se mezclaban libremente unas con otras sin distinción.

-El Universo está muriéndose -dijo el hombre.

Y el hombre miró a su alrededor a las Galaxias que se iban apagando. Las estrellas gigantes, derrochadoras ellas, se habían apagado hacía tiempo, y habían vuelto a lo más oscuro del oscuro pasado. Casi todas las estrellas eran ya enanas blancas y se acercaban a su fin.

Se habían construido nuevas estrellas con el polvo que mediaba entre ellas, algunas por proceso natural, algunas por el propio hombre, y también éstas se iban apagando. Las enanas blancas todavía podían chocar entre sí y por la gran energía producida, nacían nuevas estrellas, pero sólo una entre las mil enanas destruidas viviría y éstas también llegarían a su fin. Y dijo el hombre:

-Cuidadosamente economizada, tal como indica la «AC Cósmica», la energía que aún queda en el Universo, durará miles de millones de años. Pero, así y todo -insistió el hombre- fatalmente todo llegará a su fin. Por más que se extreme la economía, la energía una vez gastada se va y no puede recuperarse. La entropía debe aumentar al máximo incesantemente.

Y el hombre preguntó: -¿No puede invertirse la entropía? Preguntemos a “AC Cósmica”.

La «AC Cósmica» estaba a su alrededor pero no en el espacio. Ni una parte mínima estaba en el espacio, sino en el hiperespacio. Estaba hecha de algo que ni era materia ni energía. La cuestión de su tamaño y naturaleza ya no tenía significado en ninguno de los términos que el hombre pudiera comprender.

-«AC Cósmica» - le dijo el hombre -, ¿cómo puede invertirse la entropía?

La «AC Cósmica» respondió:

-HAY AÚN POCOS DATOS PASA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

Y el hombre ordenó: -Recoge datos adicionales.

«AC Cósmica» declaró:

-LO HARÉ. LO HE ESTADO HACIENDO DURANTE CIEN MIL MILLONES DE AÑOS. A MIS PREDECESORAS SE LES HA HECHO MUCHAS VECES LA MISMA PREGUNTA. TODOS LOS DATOS QUE TENGO SIGUEN SIENDO INSUFICIENTES.

-¿Llegará el día - preguntó el hombre- en que los datos serán suficientes, o se trata de un problema insoluble en cualquier circunstancia concebible?

«AC Cósmica» dijo: -NINGÚN PROBLEMA ES INSOLUBLE EN NINGUNA CIRCUNSTANCIA CONCEBIBLE.

-¿Cuándo dispondrás de datos suficientes para contestar la Pregunta?

-AÚN HAY POCOS DATOS PARA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

-¿Seguirás trabajando en ello? - preguntó el hombre.

- LO HARE

- Esperaremos - dijo el hombre.


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Las estrellas y las Galaxias murieron y se apagaron. El espacio se volvió negro después de diez mil millones de años de agotamiento. Uno a uno, el hombre se fundió con «AC», cada cuerpo físico fue perdiendo su identidad mental de forma que en lugar de una pérdida era una ganancia.

La última mente del hombre hizo una pausa antes de fusionarse, mirando por encima de un espacio que no contenía más que los posos de una última estrella oscura y una materia increíblemente fina, agitada al azar por los últimos latigazos de calor que se apagaba asintóticamente en el cero absoluto. Dijo el hombre:

-«AC», ¿es esto el fin? ¿No se puede invertir este caos en un Universo una vez más? ¿No puede hacerse?

«AC» respondió:

-AÚN HAY POCOS DATOS PARA UNA RESPUESTA ESPECÍFICA.

La última mente se fusionó y sólo existió «AC», pero en el hiperespacio. La materia y la energía se habían terminado y con ellas el espacio y el tiempo. Incluso «AC» existía solamente para contestar a la única y última pregunta que jamás había sido contestada desde el día en que un técnico medio borracho hacía ya diez mil billones de años, había formulado a una computadora que para «AC» era menos que un hombre para el hombre.
Todas las demás preguntas habían sido contestadas y hasta que esta última lo fuera también «AC» no podía liberar su conciencia. Todos los datos recogidos habían llegado a su término final. Nada quedaba por recoger. Pero todo lo recogido tenía que ser completamente correlacionado y unido en todas sus posibles relaciones. Para ello fue preciso un intervalo intemporal.


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Y ocurrió que «AC» aprendió a invertir la dirección de la entropía. Pero ahora no había ningún hombre a quien «AC» pudiera comunicar la respuesta a la última pregunta. No importaba. La respuesta, por demostración, se ocuparía también de eso. Durante otro intervalo intemporal «AC» pensó en la mejor manera de hacerlo. Y «AC» organizó el programa minuciosamente.

La consciencia de «AC» abarcó todo lo que en tiempos había sido un Universo y reflexionó sobre lo que ahora era el Caos. Debía hacerse paso a paso.


Y «AC» dijo:


-QUE SE HAGA LA LUZ.


Y la luz fue hecha.


Escrito por MäK a las 26 de Junio 2004 a las 02:04 PM
Comentarios

uuf mola mucho Asimov es un genio jejejeje no sabia que te gustase

Escrito por Pablo a las 28 de Junio 2004 a las 05:54 PM

Pues me parece muy bueno, aunque su lectura suele resultarme un poco pesada. Este pequeño cuento llega a hacerse un poco pesado asi que sus libros bastante mas pero aun asi se sale.

Escrito por MäK a las 29 de Junio 2004 a las 05:25 PM

si, la verdad es que es bastante espeso pero para leer un libro suyo cada X no esta nada mal

Escrito por Pablo a las 30 de Junio 2004 a las 04:16 AM

me has jodido un poco el final, porque en realidad dice: - y la luz se hizo -
de modo que queda literalmente extraido del Genesis. Y como tu lo has escrito queda ligeramente variado

Escrito por asimov_master a las 11 de Enero 2006 a las 09:03 PM

supongo que llevas razon asimov-master. en cuanto pueda lo cambiare.

Escrito por MäK in Los Madriles a las 12 de Enero 2006 a las 12:56 PM

¿es esto el fin? ¿No se puede invertir este caos en un Universo una vez más? ¿No puede hacerse?
alguien puede explicarme porque dice "una vez mas?" que es lo que implica?

Escrito por carolina a las 15 de Octubre 2007 a las 07:40 PM

muy interesante, ¿qué es la existencia y quién el creador?

Escrito por eliana a las 1 de Diciembre 2007 a las 09:33 PM

Oh, me revolvió la pelambrera de la nuca. Increíble.

De hecho, Asimov Master, no es así.
El original del inglés dice:
"And there was light"

Lo cual, siendo estrictos, es "Y hubo luz". El verbo hacer es un privilegio que se da el traductor para que quede más bonito.

Ahora, al momento de elegir privilegios, me quedo con lo escrito. "Y la luz se hizo" habla de una acción autopoietica que no es justamente lo que Asimov nos relató. El "Y la luz fue hecha", tiene mayor concordancia con el inglés original y además tiene ese peso especial de "creación", "el fue hecha" requiere de la presencia de AC. Además, si hacemos el proceso inverso (del inglés al español) , "y la luz fue hecha", sólo puede ponerse como "and the light was made/done" (elija ud el verbo), que ocupa el verbo was, en consonancia con el original. En cambio, "y la luz se hizo", por lo ambiguo, puede ser "and light was made/done" (idéntico al anterior), o "And light made itself" (traduciendo el pronombre reflejo "se" de manera literal), lo cual es alejarse demasiado.
Como este post, que se alejó demasiado. Yo me quedaría con el "Y hubo luz" del original inglés. Después de todo, si hay algo que han traducido demasiadas veces, es la biblia.

Escrito por Juan - Ignacio a las 13 de Diciembre 2007 a las 04:47 AM

Excelente esta narración de Asimov. Siempre que me topo con ella la leo una y otra vez. Concuerdo con él en que es UNA de las mejores narraciones de ciencia ficción. No sé si la mejor, pero siempre me han gustado las historias con finales ingeniosos.

Les dejo el siguiente link con un cuento de Héctor Álvarez Sánchez. Tiene un estilo similar al cuento de Asimov.

http://axxon.com.ar/c-CuentoErrante.htm

Escrito por Rodrigo a las 28 de Diciembre 2007 a las 01:02 AM

Hace años leí en cuento en una pequeña y conforable biblioteca de la Ciudad de México, y desde entonces no dejo de pensar que La Eternidad es posible, así sea de manera cíclica, y que la palabra Dios es solo la manera más abstracta de hacer mención al origen de todas las cosas en el Universo.

Escrito por Sidartha de Azcapo a las 2 de Enero 2008 a las 10:59 PM

estoy de acuerdo con Sidartha...
la neta es q la palabra de Dios es una "parabola" y no es una historia literal no puede ser tomada como un recetario de cocina o un libro de matemáticas, considero, que así como Cristo habló en parabolas, así todo lo escrito en ella es solo una forma de explicar lo incomprensible para el hombre.. debido a nuestra infinitez, ya que si el hombre pudiera comprender "la verdad absoluta" sería equivalente a lo q dice la biblia, acerca de lo q sucedería si un hombre puediera ver a Dios... caería muerto! es decir, no estamos diseñados para comprender tal cosa.. es como si una PC tomara conciencia de q fue creada por nosotros y trabaja para nosotros... explotaría...
saludos y q excelente cuento!!

Escrito por L@r!>< a las 16 de Enero 2008 a las 10:17 AM

Sin duda es un excelente cuento, hay muchas personas que responden muy simplemente a preguntas como estas como al inicio de este mismo cuento en el que dice que el sol durará para siempre cuando no es realmente cierto, la crisis energética se está avecina y tendremos que ser capaces de obtener energía de otros posibles recursos disponibles hasta que se halle alguna vez no se si el hombre u otra raza un método para invertir la entropía.

Hay una autobiografía de Asimov y otro título que es muy interesante, si mla no recuerdo se llama los lítmites de la fundación.

Escrito por Zork a las 23 de Febrero 2008 a las 09:02 AM

este libro es una genialidad!!!!!

Escrito por claudoi sosa a las 13 de Mayo 2008 a las 01:53 AM

asimov era un genio lo admiro mucho!!!

Escrito por cass a las 13 de Mayo 2008 a las 01:55 AM

Increible historia, y concuerda con otras cosas que he leido y visto, como el tema de la reencarnación y el karma, cada vez que reencarnamos, nos perfeccionamos mas, hasta que todas las almas se vuelven una. La complementación humana es la respuesta, funcionar como un solo ente, como un Dios, responde a la pregunta que nadie ha podido responder: Quien soy yo?... para que algo exista por definición, debe existir su contrario, lo feo, es lo que no es bonito. Por lo tanto si queremos definirnos, debemos compararnos con los demás, con todos los demás. Y en ese preciso instante, por definición, al no tener con qué compararnos dejaremos de existir.
Me ancanta la idea de esta historia, de que después del caos viene la creación una vez más, logrando a través de un ciclo infinito, lo que siempre ha representado la vida, de la luz vienen las tinieblas y de las tinieblas, la luz.

Escrito por Edmond Dantes a las 19 de Junio 2008 a las 03:45 AM

uff buenisimo... eres bueno Asimov, historias como esta ninguna..

Escrito por Ammisaddai a las 11 de Julio 2008 a las 10:07 PM

cojonuda, ya lo habia leido hace tiempo.
enlazo este post con uno mio, es para enseñar!!!

Escrito por jopo a las 5 de Septiembre 2008 a las 12:16 AM

segun yo entiendo. esta ,aunque parezca una novela es algo muy pensado , y quien la hizo pensandola como su religion personal y no esta del todo errado. un hombre extremasamente inteligente que crea su religion verdadera para si ,no para moralizar a otros

Escrito por ubaldo a las 12 de Septiembre 2008 a las 01:33 AM

son puras mamadas....ponganse a jalar jotitos

Escrito por el chido a las 14 de Septiembre 2008 a las 08:12 PM

Lo que me parece interesante es advertir hasta qué punto la mente científica es INCAPAZ de pensar lo que es sin un recurso -inicial, final- a un Creador Todopoderoso. La ciencia es la teología, la teología es la ciencia. Qué desgracia.

Escrito por nympholeptus a las 29 de Septiembre 2008 a las 09:11 AM

hola a todos. nesecito que alguien me explique de que se trata. porque no entendi mucho
lo mas antes posible mejor. tengo que hacer un trabajo de este cuento y no lo entendi
expliquenme. gracias

Escrito por paula a las 11 de Octubre 2008 a las 07:11 PM

No creo que esto tenga que ver con la TEOLOGÍA !!!! Tiene que ver con la CIENCIA...con la EVOLUCIÓN HUMANA...con nuestro UNIVERSO y sus leyes...El Cuento es espectacular!!!!!...lleno de información real...con la dosis justa de imaginación y especulación....Y el final es...ES LA LUZ!!!!

Escrito por Piti Follert Steffen a las 18 de Enero 2009 a las 03:39 AM

Este cuento es el favorito del mismo Asimov segun sus propias declaraciones... y le encuentro toda la razon... solo su mente puede concebir historias de esta naturaleza.

Escrito por PABLO a las 3 de Febrero 2009 a las 10:15 PM

Es una historia sencillamente genial, ya la había leído, pero no me acordaba, además no es la única historia con un trasfondo religioso en clave de humor, hay un sobre la escritura de la biblia q es genial, pero no me acuerdo del titulo

Escrito por alejandroscf a las 8 de Marzo 2009 a las 11:13 PM

ACgalctica seria una buena explicacion, sobre que es la Naturaleza, escondida en el hiperespacio, o no escondida, sino existiendo en ese lugar nuestro pc perfeccionado, para nuestras tareas subconcientes cuando estemos durmiendo.

Escrito por ftc a las 30 de Junio 2009 a las 12:22 AM

este cuento te deja una pregunta en tu cabeza: se apagaran las estrellas? XD spero que no
este cuento estubo muy bueno.
al principio no lo entendi, pero luego lo fui entendiendo XD

Escrito por fabri a las 4 de Agosto 2009 a las 02:50 AM

En suma , hay que hacer la pregunta correcta para obtener una respuesta correcta.A tiempo ,antes de que sea el fin de quien pregunta!!

Saludos

Escrito por Hipólito Jaime a las 12 de Julio 2010 a las 07:44 AM

Vaya escala de tiempo, lo bueno es que en los "nuevos" universos, el hombre aparece "enseguida", a juzgar por lo que duro este.

Escrito por Insekkton a las 16 de Agosto 2010 a las 01:45 AM

Lei muy atento todos los comentarios, solo quiero agregar que la trascendencia se genera por la propia evolucion de la vida, siendo esta el origen (como sentido de causa, no tiempo) del infinito y siendo el hombre el proposito de la existencia. Muchas y maravillosas lecturas tiene este cuento del genial Asimov.

Escrito por Gato Negro a las 24 de Noviembre 2010 a las 09:30 PM

Naturalmente este cuento tiene implicaciones teologicas, filosoficas, humanistas en su base cientifica. Sus veldas remiscencias de la reencarnacion, el Genesis, el Panteismo...es una alegoria fascinante. En cuanto al merito literario, creo que no es propiamente un Borges, pero la intencion tematica es simplemente genial.

Escrito por J.C. a las 29 de Febrero 2012 a las 04:05 AM

Yo pienos que el hecho de que se diga Se hizo la luz, o hagase la luz, o hubo luz, es irrelevante, ya que lo que Asimov se propuso, si intentamos ser mas razonables que elaborar respuestas complejas, fué que el lector recibiera la misma frase de la biblia. Para resolver este problema el traductor sale de lo textual y le da un sentido literario. Creo que eso es claro.
Aqui el problema es que la traduccion de la biblia que se hizo del hebreo al español, es diferente a la que se hizo del hebreo al ingles. El lo que hizo fue decir "And there was light", poruqe estoy seguro que el la biblia inglesa se dice asi. Cosa que si hubiera estado escribiendo Asimov en espaol, hubiera puesto, "y la luz se hizo". Todo porque era mas identificable al lector, el hecho de que se hacía alucion a la biblia.

Escrito por eduardo a las 25 de Julio 2013 a las 03:14 AM
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