La Conjura de los Necios

Calderilla

He aqui una noticia realmente curiosa (estupida) que acabo de leer:

Una trabajadora de una panadería de Puerto Sangunto (Valencia) recibió ayer su sueldo del mes de diciembre en monedas de céntimo y de dos céntimos en dos cubos, por lo que tuvo que recibir ayuda para poder llevarse su salario a casa.

La mujer asegura que al quedarse embarazada el empresario le recomendó que se despidiese voluntariamente, aunque le advirtió de que no le pagaría el finiquito. Ella se negó y lo denunció al sindicato C.C.O.O. por despido improcedente. Entonces, él le pagó en céntimos como represalia.

La verdad que el jefe si que es un poco mamoncete pero, las cosas como son, el tio tiene arte. Esto me lleva a recordar una historia con cierto parecido aunque en primera persona. Se podria titular "Dame Cambio"
Hace ya bastantes años estando yo de veraneo tenia que ir a llamar a una cabina porque en casa no habia telefono. A menudo me acercaba a un quiosco-tienda-bar a pedir cambio de 500 o 1000 pesetas en 5 o 20 duros causando la consiguiente avalancha de quejas entredientes del tendero-camarero. A el no le convenia soltarme ninguna borderia porque dada mi edad era raro el dia que no iba a comprar alli muchisimas chucherias (he aqui los primerios indicios de mi incipiente gula de la que algun dia hablare). Asi, de un dia a otro dejo de tener cambio. Era sorprendente como en cualquier momento que fueses y con la cantidad de dinero que llevases (superior a 100 o 200 pesetas) y aunque tuviese cola para comprar el periodico y las mesas de la terraza estuviesen a rebosar de guiris comiendo tortilla nunca tenia cambio. Un dia, me levante algo mas retorcido de la cuenta y trace el plan de mi magnifica venganza, aunque tarde bastante tiempo en poder llevarlo a cabo (2 o 3 semanas). El dia D baje despues de comer (cuando las manadas de guiris debian haber desembolsado miles de pesetas en paellas) y me acerque con un billete a pedir cambio:
- Buenas, ¿tiene cambio?
- No, chico, tengo todo en billetes.
- Ah, pues toma! -dije sacando una pequeña bolsa de plastico trasparente de detras de la espalda repleta de monedas de uno y cinco duros.
El camarero me miro con cara de no saber muy bien que hacer y despues de reirse me dijo algo como: - Mu' bien chava', te lo has currao pero no cuela.
No me dio cambio (como era de esperar) y el dinero me duro pocos dias al ritmo de chucherias que yo llevaba, pero las veces que fui posteriormente a pedir cambio para llamar me dio las monedas gustoso o al menos riendose cuando se acordaba de mi ocurrencia. Es posible que hayais escuchado una historia, coña o chiste similar;la verdad es que no se si alguien me la conto y yo copie la idea o se me ocurrio a mi solito pero asi sucedio.

Y narra que te narra he recordado una pseudocontinuacion de la anterior hazaña. En este caso puede que no sea tan ocurrente pero podriamos titularla "Dame Cambio 2: Reincidente".
Unos años despues, rondando yo los 14 o 15 años se repite la situacion. Veraneo, quiosco-tienda-bar y cambio de un billete de cinco o diez mil (esta vez queria el cambio porque le debia mil o dos mil y pico pelas a un amigo y por algo el las necesitaba en ese instante). Lo unico que varia es el tendero, esta vez era el padre o el tio del anterior camarero (un negocio familiar, claro).
- Hola, ¿me da cambio?
- No, no tengo.
- Esta bien. ¿Me da un chicle?
- Toma, -con cara de "te odio"- no es nada.
- Vale, gracias. -ah, ¿no me cobras? ¿te cres muy listo?- Dame una bolsa de risquetos, un kojac, un paquete de quicos, cinco dulcipicas, cinco moras y cinco lenguas.
- Mmmhh, -"que cabron el niño" o algo asi debio pensar por la cara que me puso- toma.
Ya me cogio el billete y no le quedo mas remedio que darme cambio. Asi de nuevo me sali con la mia. Por cierto, por si necesitais cambio esta ultima maña la he vuelto a aplicar en un par de ocasiones mas recientes (ya hablariamos de euros) y suele funcionar.